torsdag 18 Okt 2012, 18:43
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Teatro Caupolicán, Santiago de Chile – Miércoles 17 de Octubre de 2012
Luego de atender algunos asuntos en la capital, y haber quedado bastante cansado de tanto caminar, vendría la merecida recompensa: ver en vivo a una de las bandas icono de los noventas, y dentro de estas, una de las pocas provenientes del reino unido. Ese el mérito que el mundo concede a Suede: ser íconos y leyendas. Yo sólo me limito a reconocer en ellos a los productores de las canciones que más me gustan, son los componentes indicados que se mezclaron en mi cabeza para generar la devoción, devoción que en ningún momento implica derramar lagrimas (aunque más adelante admita que esto era bastante probable), devoción que tampoco implica arrojarse frenéticamente sobre el vocalista desde el costado izquierdo del escenario (con todo el respeto que se merecen los otros tipos de devoción, claro), devoción que si implica buscar a los músicos en el hotel para que te autografíen uno de sus discos, pero que en esta oportunidad no fue posible puesto que había cosas más importantes que realizar. Me gusta la música de Suede, me gusta como suenan sus guitarras, su bajo, su batería, el tono de la voz del vocalista, por más que trates de compararles con otros, siempre llegas a la conclusión de que es único. Estos son los ingredientes que se han mezclado.
Faltan 10 minutos para las 21:00 (inicio del show), se apagan las luces del teatro quedando iluminado el fondo del escenario, el logo de la banda resalta gracias al contraste perfecto de la proyección. Suena a todo volumen Paranoid, una mala broma del señor que estaba a cargo de la programación musical, por un momento me hizo pensar que había ingresado al teatro incorrecto a presenciar un show de Ozzy. Creo que aún faltan alrededor de 5 minutos para las 21:00 cuando Suede hace su ingreso al escenario. Estoy feliz, en cancha, a tres metros del escenario y justo al frente del micrófono del vocalista, la efervescencia del público no espera para manifestarse, se alzan las cámaras fotográficas y celulares que no dejan ver nada, comienza el forcejeo de quienes quedaron atrás y descaradamente intentan ponerse en primera fila. Detesté a la jovencita que ponía su cámara por sobre mi cabeza y me aplastaba la oreja con su brazo. Bien, aún así puedo escuchar a Suede, supongo. Brett Anderson comienza a cantar Introducing The Band y, sorpresa!, el audio es pésimo: No escucho a Brett, el bajo de Mat Osman enmascara el sonido de los demás instrumentos. En este momento pienso que este mal rato se debe a mi elección de este sector del teatro para ver el show, estuve a punto de buscar la forma de acercarme hasta el sector del sonidista, pues se supone que ese lugar es donde se escuchan mejor los conciertos, que bueno que no decidí alejarme del escenario, el panorama iba a cambiar para bien.
Simon Gilbert comienza a tocar el intro de batería de She, la segunda canción interpretada en la noche y una de mis favoritas. Días antes pensé que iba a llorar al escucharla, esto no ocurrió así, debido quizás a mi especial devoción o fue debido a la conspiración tramada por la jovencita de la cámara en conjunto con el desafortunado sonido. Luego vendría Trash, y como buen himno, la gente se preocupó mas de gritar que de escuchar la música, un gran tema perdido. Luego vino Filmstar y la alegría volvió a mí, puesto a que los problemas de sonido fueron corregidos, no se debía a que estaba en un mal sector del teatro!!, además, y como era de esperarse, a los fotógrafos se les fueron cansando sus brazos de tanto tenerlos en alto, es aquí donde comencé a disfrutar del show.
Luego vendrían una seguidilla de éxitos de la banda, de los cuales mencionaré mis preferidos: We Are The Pigs, Killing Of A Flash Boy, So Young, This Hollywood Life y Heroine. Gratamente sorprendido por haber visto a la banda tocar temas que no me esperaba: Everithing Will Flow y New Generation, y más sorprendido aún porque me gustó mucho la interpretación de Can't Get Enough, un tema que nunca me gustó del todo, hasta haberlo escuchado ayer en el concierto.
¿A los integrantes de Suede no les molestará que el señor Brett Anderson se robe todo el protagonismo? Al parecer es algo que los trae acostumbrados, esto quedó de manifiesto en los temas más reposados, como: By The Sea y The Wild Ones, donde el acercamiento de Brett hacia el público era tal que solamente los de primera fila, podían observar lo que ocurría. Personalmente es algo que me incomoda, pero no es una crítica a la banda sino más bien al público, me incomoda que la gente sea TAN susceptible al carisma de un frontman. Lo que yo presencié ayer fue Suede, un grupo musical de 5 integrantes, cada uno con increíbles virtudes. Debo haber sido uno de los pocos que seguía aplaudiendo a Mat Osman y a Neil Codling una vez que Brett hizo abandono del escenario.
El punto alto de la noche, sin duda y bajo mi percepción, fue la interpretación de Pantomime Horse, justo después del único encore del concierto, solo debo decir que el sonido estuvo increíble, genial la guitarra de Richard Oakes, un maestro.
Para resumir: 19 canciones llenas de emoción. Agradecido con estos músicos de Londres y su prolija interpretación, agradecido de todo su staff (son quienes no se ven sobre el escenario, pero trabajan para que el show salga impecable). Gracias Suede por habernos puesto las piernas de algodón durante una hora y treinta minutos.